lunes, 24 de agosto de 2009

EL JAZZ Y EL HAIDONG ¿MEZCLA PERFECTA?

Parte de la definición literaria y musical que se le da al jazz es conjunción de ritmos negroafricanos con melodías del folklore anglosajón. Sus características principales son el ritmo sincopado y la alternancia o superposición de los tiempos. Pero el jazz no es solo eso; es música repleta de emociones en una sola melodia y que esas emociones se transmiten por medio de los instrumentos. Esto mismo pasa con el Haidong-Gumdo al blandir un sable, no solamente cuando uno hace formas (katas) si no también cuando se corta algún objeto sea cual sea, y que decir cuando uno se encuentra en combate, compartiendo emociones, técnicas y ritmos con otra persona; en donde los instrumentos son cada órgano de nuestro cuerpo.

En las formas (katas)
Como en las melodías de Jazz. Las formas del Haidong-Gumdo están repletas de ritmos en cada una de ellas y sin estos la forma no irradiaría la Luz y Fuerza que debe plasmar. Una forma sin fuerza es como un jazz sin piano, una forma sin ritmo es una melodía sin “orden”…Y la forma sin sentimiento es una melodía que nunca existió.

En el corte de bamboo
Este Acto al igual que al dar un concierto, ya que no solo se depende de la habilidad del ejecutor en el que la música Jazz los ritmos son de los mas exigentes. También depende del estado emocional de la persona y de su actitud en ese momento ya que no importe el Lugar del concierto o el grosor del bamboo. Lo importante es hacerlo tranquilo, sobrio, calculador, pero sobre todo…Recordando que es un gusto hacerlo y que ese gusto se expresa al mundo en tan solo unos segundos.

En el Combate
Toda melodía de jazz, por lo que también es hermosa y única es por el “desorden” aparente que tiene; combinaciones de instrumentos que en sus apariciones individuales demuestran su propio poder musical pero que en conjunto despiertan a cada celula de nuestro cuerpo hasta llevarlas a su limite…Las cuales en un combate son indispensables para sobrevivir así tal que la combinación de cada uno de los miembros de nuestro cuerpo llegue a su limite, para obtener la victoria haciendo del combate una superposición de tiempos, pasando por el clímax hasta llegar a la culminación de la melodía en un golpe final, certero y perfecto.

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